30 nov 2008

Pequeños chambrecillos del Premio Fil 2008

© Cortesía FIL Guadalajara / Michel Amado Carpio
Mi acreditación como periodista de la Revista Centroamérica 21 permitió colarme hasta el área de prensa a un costado del auditórium. Fue evidente que el público tampiqueño siente especial fervor por Lobo Antunes, y cada que mencionaban su nombre aplaudían con fuerza.
Sin embargo, los que se la vieron fea fueron el gobernador y el alcalde de Zapopan, a quienes, cada vez que los mencionaron, les chiflaron y abuchearon. Y cuando nombraron a la secretaria federal de Eduación, quien vino en representación del Presidente de México, alguien del público le gritó “burra”. Algunos se rieron ante el insulto y otros en cambio, le pidieron a la gritona que se callara, provocando un momento bastante incómodo.
A todo esto los periodistas sentados a la par mía, que no perdían una, me contaron que siempre es así: a los escritores los aplauden y a los políticos los abuchean.
No pude evitar pensar en lo distintas que son nuestras sociedades, porque al menos en El Salvador, la gente jamás se atrevería a insultar a un funcionario en público.
Todas estas rechiflas e insultos, por otro lado, fueron reportadas por las ediciones matutinas de los informativos que son distribuidos dentro y fuera de la Feria, cosa a la que tampoco se habrían atrevido nuestros periódicos. Menos los salvadoreños.
Lo mejor de todo –casi casi el cherry sobre el pastel-- fue el discurso del gobernador, el que obviamente le habían preparado. En él trajo a colación desde los clásicos griegos (en honor al país invitado), pasando por Arreola, Umberto Eco, Mariano Azuela, hasta llegar a Lobo Antunes, y, según me comentaba la periodista que tenía a mi lado, el tipo de literatura no sabe nada.
Hubo algo que hizo reir a muchos, y fue cuando el gobernador condenó “la cultura del copy and paste”, que sólo él sabe qué es, pero que según él causa mucho daño a la industria editorial.
Por otro lado el Ministro de relaciones exteriores de Italia (país invitado de la Fil 2008) llegó a medio evento, dio un discurso en italiano que sólo Dios supo qué dijo, y se fue temprano porque según explicó el maestro de ceremonias tenía “problemas de logística con su avión”, abandonando la sala justo cuando Lobo Antunes iba a dar su discurso de agradecimiento. Vayan a ver las cosas que pasan hasta en los lugares más serios.
Robert Will, director de la Biblioteca de Nueva York y aparentemente el editor de la obra de Lobo Antúnes en EEUU dio también un su discurso, muy largo según yo, sobre todo tomando en cuenta que fue en inglés y que poca gente debió haberlo entendido.
El discurso de Lobo Antunes, que fue buenísimo, puede ser escuchado en http://www.fil.milenio.com/

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lobo Antunes es un autor difícil de leer. Sus frases largas recuerdan a Saramago, donde los puntos y las comas son prescindibles. Y a pesar de ello, o quizás por ello, su obra es sin duda de lo mejor que actualmente se está produciendo en Latinoamérica. Muy merecido el premio FIL.

Norfolk dijo...

Sin duda uno de mis favoritos