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25 sept 2009

Romero: La película


Monseñor Romero se siente tan lejano y tan cercano, a la vez. Lejano, tomando en cuenta que su muerte ocurrió hace ya casi tres décadas. Cercano porque siempre ha estado ahí. Ha formado parte del “imaginario colectivo” salvadoreño.
Por diversas razones, entre otras una necesidad de recuperación de “mi” memoria histórica, estoy buscando formas de acercamiento a él. No como el político (que sí lo fue de algún modo), ni como el arzobispo, ni como el “santo” que tantos proponen, sino como el hombre angustiado que debió tener una terrible crisis de fe y de vida. Un hombre atrapado entre las clases a las que tradicionalmente había servido la Iglesia católica, de la cual él era la cabeza, y su “deber ser”.
Entre búsqueda y búsqueda me encontré en Youtube con la película “Romero”, que John Duigan dirigiera en 1989, y para cuyo papel protagónico eligieron a Raúl Julia, un autor puertorriqueño que durante su vida recibió muy buenas críticas por su actuación en películas como “Havana”, “The Addams Family” o “Tequila Sunrise”. (Pueden ver la película completa aquí.)
Evidentemente lo mejor de toda la obra (aparte de la buena actuación de Julia) es el guión, en el que John Secret Young (productor y guionista) puso mucho empeño en reflejar la realidad y las causas que explican las posturas tomadas por Monseñor Romero.
Creo que no se trata de una película sesgada, sino más bien realista y bien informada.
Contiene imágenes fuertes, para otros, pero que para nosotros, los que vivimos la guerra, fueron la cotidianeidad durante más de doce años que duró la crisis.
Pienso que es una película que debería haber sido mucho más comentada en nuestro país. Aunque comprendo que, dado que El Salvador aún vive en la indefinición histórica y en una especie de negación y explicación fácil del pasado, esta obra aún pueda levantar resquemores y furia en alguno de los sectores que en ella se ven reflejados.
Vale la pena verla, sin lugar a dudas, e intentar encontrar en Oscar Arnulfo Romero no ya el santo, el mártir, el cura “polítizado”, sino al hombre que en un momento dado decidió que había necesidad de un cambio en nuestro país y, con la valentía que, ahora sí, sólo la fe en algo puede dar, decidió convertirse en un “ajusticiado” más, con la diferencia que su muerte sí puede ser considerada como uno de los pilares más importantes de los pequeños cambios que El Salvador ha experimentado durante las últimas tres décadas.

27 abr 2009

La "otredad" del cine punk


Alguien me recomendó ver la película Blade Runner, con Harrison Ford y pude verla, por fin, hace un par de meses.
Es una película de 1982 que en su momento marcó época: la de los cyber-punks, que se convirtió en todo un género estético.
Ubicada en el 2019 en Los Ángeles, es una cinta oscurantista, al mejor estilo de ciudad Gótica. De hecho, fue en esta película en la que se basaron los productores para ambientar Batman.
La historia, que transcurre en una especie de barrio chino del futuro en el que se la pasa lloviendo todo el tiempo, está basada en la novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (Do Androids Dream of Electric Sheep?) (1968). En ella, el policía retirado Rick Deckard (Ford), es llamado de nuevo a servicio para exterminar a los 3 últimos “replicantes”(robots de apariencia humana pero con habilidades especiales, y que por lo mismo, resultan un riesgo para la raza humana) que habitan en la tierra.
Pero lo interesante de la película no es la ciencia ficción, que como género no provoca especial atención en mí, sino los planteamientos que se realizan a lo largo de la misma. Y es que luego de que Roy Batty (una especie de líder de los replicantes rebeldes) persigue enloquecidamente a Deckard, comprendemos que éste —que ha sido un esclavo toda su vida— realmente sólo busca una oportunidad de vivir un poco más y que, al no lograrlo, debe de resignarse a morir.
Frases como “ahora sabes lo que es vivir toda una vida con miedo” o “es una pena que tenga que morir, pero al fin y al cabo, ¿quién vive realmente?” han sido empleadas en otras películas y obras.
Y es que en ellas va implícita la decadencia de una raza o de un género. Una raza exterminada por otra, como tantas y tantas veces ha ocurrido en la historia. Un grupo de seres que han visto cosas que sus enemigos (en este caso los humanos en general) jamás podrán ver, y con su extinción se apagan también sus recuerdos y conocimientos. Es la perspectiva de “el otro”. Un otro que bien podría definirse por su raza, género, cultura, religión, pero que en esta película se define por su desarrollo tecnológico. Otro que bien podría aportar a nuestra cultura pero al que, en cambio, se le ha declarado la guerra y que por lo mismo es necesario aniquilarlo, separarlo de nosotros y eliminar sus experiencias.
La cinta nos deja entonces un mensaje: “los otros” también tienen algo que decir sobre sí mismos.
La película (estrenada al mismo tiempo que E.T.) recibió pésimas críticas en su momento y fue un fracaso de taquilla. Pero hoy día es considerada uno de los clásicos del cine y fundadora de un género en el que se inscribe The Matrix, Minority report, Batman, Robocop, the 5th Element, Dark Angel, etc.
Una película sin duda extraordinaria, por lo que toca a lo fuera de lo común del tema tratado, y con muy buenas actuaciones, sobre todo de Rutger Hauer que interpreta a este replicante, que al final se convierte—como muchos— en filósofo de una situación insostenible.

23 feb 2009

W. y Rice: Una historia por contar

Hace tres semanas fui invitada para conversar sobre mi novela al club de lectura de Artemis Edinter que se reune en la zona 1 y, como a la 1 pm había quedado de almorzar con Hilma en Miraflores, rauda y veloz intenté enrumbar hacia la 6ª Avenida, para descubrir que el Centro es verdaderamente intransitable a esa hora y ese día.
Un tanto frustrada entre tanto bus, carros y peatones, me dispuse a observar las variadas “vitrinas” del lugar. Es asombroso como ahí puede uno encontrar desde posters de mujeres desnudas hasta música cristiana a Q5.
De pronto, en una de las esquinas vi W., la película dirigida por Oliver Stone y protagonizada por Josh Brolin sobre la vida de George W. Bush. Fue cosa de segundos pedir la película y pagarla, antes de que el semáforo cambiara a verde. Y aunque lo hizo tampoco fue que avanzamos gran cosa. Al menos, pensé, luego de la compra del “material fílmico” la paciencia ya había dado sus frutos. Y me relajé.
El caso es que finalmente vi la película. Se trata pues de los años mozos de este hombre al que nosotros, viles mortales al sur del Río Bravo, conocimos ya convertido en un político de primera línea. Pero este hombre, que al parecer llegó a la Casa Blanca presionado por un padre poderoso, millonario, permisivo y ex presidente, tuvo una juventud de rebeldías y excesos. Y, ¿quién no? Bajo semejantes circunstancias, digo.
La película, es evidente, no busca un Oscar, pero como información y apreciación de algunas cosillas que uno desconoce está bien. Tampoco es un documental, menos una biografía. Creo que más bien busca humanizar a un hombre sobre cuyas espaldas cayó un peso más grande que el que podía sobrellevar. Saca a relucir, sobre todo, el poco sentido común y baja inteligencia de este personaje, criado para ser “another Amercian heroe” y que comprendía muy poco de cómo funcionaba el mundo. Y que, por lo mismo, se dejó orientar por sus asesores, muchos de los cuales estaban fanatizados y politizados, y lo llevaron, claro está al desastre de gobierno en que finalmente acabó todo.
Y les soy sincera, luego de ver esta película me queda claro algo: no siempre el tipo que triunfa es el mejor. O lo que se traduce en términos de politología: La democracia no es un sistema perfecto. Tiene sus fallas y grandes.
El caso es que hoy me desayuné con la noticia de que Condoleeza Rice, ex secretaria de estado de la administración anterior, sacará un libro donde contará su historia. Interesante me parece, tomando en cuenta sobre todo que, tal como cuentan en la película, ella era uno de los cerebros (porque es innegable la inteligencia de esta mujer) más leales que rodearon al ex presidente. Y sin embargo, siendo una de las influencias más grandes, siempre tuve la duda de porqué ella no influyó de forma más favorable en la toma de decisiones. Porque estoy segura que ella sí alcanzó a dimensionar el lío en el que se estaban metiendo.
En fin, parece ser que en el 2011 tendremos ya la versión de Rice, que fungió un papel de importancia (2001-2009) en la creación de las política exterior de EEUU y que según sus editores (Random House (editores a su vez del libro de Obama)), ella es la ex funcionaria menos politizada e ideologizada de la anterior administración norteamericana. Esperaremos el libro con ansiedad.

15 mar 2007

Dos horas y media desperdiciadas


Posted by PicasaHoy fui a ver Apocalypto. Grave error haberla visto de noche. Había tanta sangre y tanta violencia, que ahora que es la 1 y media de la madrugada, simplemente no me puedo dormir.
He de decir que me decepcionó mucho. Había tanto y tanto que se podía mostrar en la película sobre esta civilización de la cual, estoy segura, todos queríamos saber y ver más, y eso no ocurre.
La película igual pudo haber sido de gladiadores, esclavos, franceses o egipcios, y habrían sido las mismas carreras y golpes.
Lo único rescatable, pienso yo, es que nos da una imagen nunca antes vista de los pueblos Mayas y Aztecas (¿?). Imagen visual pues, porque de propuesta no tiene nada. Pienso, puede que me equivoque, que esta cacería de personas se debía a las sangrientas guerras floridas (de las cuales cuenta Cortázar muy bien en su cuento “La Noche boca arriba).
Recuerdo haber leído también en Azteca, de Jennings, la historia de los obreros de las canteras de cal, que trabajaban el día entero en contacto con esta sustancia, la cual inhalaban también a través de las vías respiratorias y a la larga morían de hemorragias internas, sin tomar en cuenta que tenían el cuerpo entero en carne viva.
La película está plagada de lugares comunes y predecibles, como cuando el tipo se sube al árbol y le sale una pantera (que ahí llaman Jaguar) y lo persigue, etc.
El colmo de lo inverosímil ocurre cuando al protagonista lo están a punto de matar y sus captores se quedan paralizados viendo las Tres Carabelas y a Colón incluido. Pero bueno…
Son dos horas y media de cosas que uno de plano no quiere ver y que para colmo de males se repiten una y otra vez, en circunstancias distintas.
Si ya vieron El Patriota, Brave Heart y la Pasión, pues ya vieron Apocalypto. Si no me creen, pues vayan a sufrir no más al cine. Eso sí, no cenen antes porque se les va a revolver el estómago. Yo por ahora voy a ir a ver si me puedo olvidar de tanta imagen desagradable y concilio el sueño. Saludos.
Pd.: Para una muy buena reseña de la película vean este comentario, que para ser hecho no a pecho, dice muchas cosas interesantes.