Descolocándome con Rorschach

Hoy descubrí varias cosas (quizás fue corte de ciclo en mi vida...): Que la gente que dice que no tiene necesidad de ir al psicoanalista-psicólogo-psiquiatra, es la que más lo necesita. Que no se puede tomar café descafeinado y esperar que sepa igual al normal. Que la gente que generalmente anda feliz, casi siempre es la más triste, y la alegría es una máscara contra su depresión. Que algunos poetas también son buenos cuentistas. Que los pasteles gringos congelados son mejores que cualquiera. Que los milagros sí ocurren y hay que saberlos recibir. Que todos somos hijos de nuestra cultura y que por más que queramos desvestirnos de ella, la llevamos pegada a la piel. Que la gente feliz es la que más grita y está constantemente rebelándose y luchando por cambiar las cosas. Que la lucha en sí misma es ya una alegría. Que la gente más calmada es la gente que se resigna con facilidad y luego no llegan a nada. Que la única forma de vencer el miedo es abrazarlo. Que hablar cosas buenas de una persona, cuando no son ciertas, puede hacerle mucho daño. Que perder la perspectiva te puede hacer perder grandes oportunidades. Que tener dinero puede hacer haragana a una persona. Que hay gente que nace con muy mala suerte, pero casi siempre su peor suerte son ellos mismos. Que la gente que tiene fe es la que lucha por ella. Que la gente sin fe es la que intenta destruir la de los demás. Hoy descubrí, en fin, que las grandes alegrías de la vida vienen en forma muy pequeña: como un libro de teoría literaria de Gabriel García Márquez.

Un abrazo.