Denise me dejó un mensaje en el post anterior, y me dejó pensando. Luego, entré al Emol a leer las noticias, y resulta que Pinochet dejó una carta, que debía ser leída postmortem y ayer recién la hicieron pública. He aquí algunos extractos de la misma, que por lo demás, lo dejan a uno frío.
Domingo 24 de diciembre de 2006 (extractos de) Carta póstuma de Augusto Pinochet Ugarte (escrita y entregada a un albacéa en el 2004):
"Mensaje a mis compatriotas, para ser difundido a mi fallecimiento. Chilenos, sin excepción: Muchas veces hice llegar mi pensamiento a ustedes durante mi vida pública. (...) Por amor se pueden hacer muchas cosas buenas y muchas malas. Acertadas y erróneas. (...) Yo, como militar, percibí la gravísima y compleja situación que se avecinaba mientras avanzaba la década de los setenta. Nadie podrá discutir que el mundo entraba en un enfrentamiento global, ideológico y miltiar, al que se llamó la "guerra fría". (...) Chile empezó a arder y se encajonaba, sin escape objetivamente, en mi concepto, a tres posibilidades (esto que lo entiendan las personas jóvenes, nacidas con posterioridad a la crisis).-A una guerra civil, sin cuatel, "de ventana a ventana", con miles y miles de personas muertas.-A una imposición de una dictadura llamada del proletariado, ideológica, marxista leninista, con la pérdida total de la libertad política y del Estado de Derecho;-Y, a una reacción conjunta de civiles y militares para elimnar tajantemente las anteriores. Nadie discute que la inmensa mayoría de la población se inclinaba por ésta última alternativa. (...) Una guerra internacional, o una civil, es algo atroz. Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad. La guerra, por esto, hay que evitarla hasta donde sea posible. Los adultos que vivieron el tiempo del pronunciamiento militar se dieron cuenta cabal que la única opción realista era esto último.
"Mensaje a mis compatriotas, para ser difundido a mi fallecimiento. Chilenos, sin excepción: Muchas veces hice llegar mi pensamiento a ustedes durante mi vida pública. (...) Por amor se pueden hacer muchas cosas buenas y muchas malas. Acertadas y erróneas. (...) Yo, como militar, percibí la gravísima y compleja situación que se avecinaba mientras avanzaba la década de los setenta. Nadie podrá discutir que el mundo entraba en un enfrentamiento global, ideológico y miltiar, al que se llamó la "guerra fría". (...) Chile empezó a arder y se encajonaba, sin escape objetivamente, en mi concepto, a tres posibilidades (esto que lo entiendan las personas jóvenes, nacidas con posterioridad a la crisis).-A una guerra civil, sin cuatel, "de ventana a ventana", con miles y miles de personas muertas.-A una imposición de una dictadura llamada del proletariado, ideológica, marxista leninista, con la pérdida total de la libertad política y del Estado de Derecho;-Y, a una reacción conjunta de civiles y militares para elimnar tajantemente las anteriores. Nadie discute que la inmensa mayoría de la población se inclinaba por ésta última alternativa. (...) Una guerra internacional, o una civil, es algo atroz. Lo peor que le puede ocurrir a una sociedad. La guerra, por esto, hay que evitarla hasta donde sea posible. Los adultos que vivieron el tiempo del pronunciamiento militar se dieron cuenta cabal que la única opción realista era esto último.
Máximo rigor. Hubo que actuar para cubrir eficazmente todos los ángulos de un enfrentamiento amplio, porque explícitamente los partidos de Gobierno sostenían que la vía armada era la única forma de alcanzar el poder, a la corta o a la larga. Creo que nunca de manera tan contundente se había amenazados una guerra civil en nuestro país o en otra parte del mundo. Si a lo anterior se agregan el sinnúmero de ratificaciones de hecho y retóricas que confirmaban tales propósitos, hicieron más explicable la intervención militar. Había, pues, que actuar con el máximo rigor y sostenidamente hasta conjurar cualquier extensión del conflicto que se anunciaba. Si no se procedía, así, la acción militar habría terminado en un fiasco, y eso hubiera provocado en el pueblo por muchos años consecuencias negativas en extremo dolorosas. El 73, por las citadas caracteristicas del contrincante, fue preciso emplear diversos procedimientos de control militar, como reclusión transitoria, exilios autorizados, fusilamientos con juicio militar. En muchas muertes habidas y en los desaparecimientos de cuerpos es muy posible que no se logre jamás un conocimiento acabado del cómo o por qué ocurrieron. No se puede descargar con simpleza la responsabilidad de un sinnúmero de extralimitaciones porque no hubo un plan institucional para ello. Los conflictos graves son así y siempre serán así: Fuente de abusos y exageraciones. ¿Pero cómo tantos no han querido o podido entender la extrema gravedad de la amenaza si todo el contexto nacional e internacional avalaba su existencia? En los enfrentamientos habidos en la Historia el resultado en cuanto a pérdidas de vidas y las deshumanizaciones son parte de su definición. Lo anterior no va en búsqueda de atenuantes a los excesos, sino a recordar su presencia insoslayable.
Yo, como Presidente de la República y comandante en jefe del Ejército actué como les dije, con rigor, pero con mucha más flexibilidad que la que se me reconoce, por lo que yo siempre me refería a una "dictablanda"."Mientras el fanatismo ideológico y armado constituyera un peligro para la estabilidad, no era posible bajar las manos.
Chilenos todos: ¡Cómo quisiera que no hubiese sido necesaria la acción del 11 de septiembre de 1973! ¡Cómo hubiera querido que la ideología marxista leninista no se hubiera interpuesto en la nuestra vida patria! ¡Cómo hubiese deseado que el Presidente Salvador Allende no hubiere incubado en su ideario el propósito de transformar a nuestra Patria en una pieza más del tablero dictarorial marxista! Las guerra traen dolores muy difíciles de sanar. Los parientes y amigos de compatriotas nuestros caídos en el enfrentamiento fraticida tendrán para siempre un recuerdo negro de lo ocurrido.
Yo voy a misa y comulgo. Nunca dejo de pensar en las heridas abiertas. Cómo me gustaría andar en las calles, saludando, consolando, ayudando... Mi destino es un tipo de destierro y soledad que jamás hubiera pensado, y menos deseado.
Para terminar, con toda sinceridad declaro estar orgulloso de la enorme acción que hubo que realizar para impedir que el marxismo leninismo alcanzara el poder total, y también, para que mi entrañable Patria fuera una "gran nación", como fue el lema que desde el principio inspiró a la Junta de Gobierno. De eso, nunca dudaré, sin una pizca de vacilación.
De repetirse la experiencia hubiere deseado, sin embargo, mayor sabiduría."
Augusto Pinochet Ugarte. Capitán general, Ex Presidente de la República, ex senador de la República, ex Comandante en Jefe del Ejército.
4 comentarios:
Vanessa, wow, gracias por este post.
Hola Ricardo. Gracias por tu visita. Hasta la fecha no había sabido de un dictador cuya conciencia le remordiera tanto, que sintiera la necesidad de justificarse públicamente. Malas justificaciones, sin duda, pero sí interesantes. De eso está pues hecha la cabeza de un tirano. Saludos.
Interesante.Sorprende el afàn de querer justificar lo injustificable.
Hola Nancy. Gracias por tu comentario. Conversaba el otro día con alguien, y me decía (de forma muy ignorante por cierto) que cuál era el revuelo con Pinochet? Que sin él Chile no sería lo que es hoy, y que en una guerra, de todas formas, siempre hay muertos. Creo que comentar semejantes afirmaciones está demás. Pero pienso que la gente prefiere esconder la cabeza antes de darse cuenta que en el mundo (que también es SU mundo) sí pasan cosas horribles.
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