De cafés, trueques, películas, libros y procesos literarios

Ayer tuvimos nuestra sesión semanal de alimento espiritual y literario con Denise, en Sophos. Esa librería-café de la Reforma, cuyo único defecto es lo caro del parqueo. Por lo demás, la señorita que nos atiende siempre es de lo más amable y hace vericueto y medio para complacernos. Denise toma su capuccino en tasa grande de cristal (seguido invariablemente por un café expreso y una porción inmensa de delicioso pastel de chocolate) y yo en tasa pequeña de losa. ¿Por qué? Son gajes del espíritu. Pues ayer tuvimos una nueva acompañante: Rita, la esposa de Renato Buezo. La plática, que duró casi cinco horas (y no fue por desocupadas), fue muy rica. He de decir que me reí mucho con ellas. Denise, como siempre tajante en sus observaciones, ve las cosas desde un muy especial e interesante punto de vista, y por eso aprendo mucho con ella. La carne cruda y sus efectos ha sido uno de sus grandes aportes a mi cultura general. Rita es muy simpática y bien inteligente. Encontré en ella ideas claras sobre muchas cosas. Como buena psicóloga tiene resueltos muchos temas que la gente normal, sobre todo de su edad, ni siquiera se han preguntado.
Pues bien, lo que quiero rescatar de esa plática, son los aspectos de creación literaria que conversamos.
Llegamos a la conclusión que cada cual tiene su propia forma de trabajar un texto. Pero que también todos los procesos creativos tienen muchos puntos en común.
Denise apunta sus poemas y cuentos en una libretita de unos 10x6 cm. aproximádamente. Mientras que yo no funciono con cuadernitos, y peor si son bonitos, porque mis primeros borradores siempre son un desastre y siento que los usaría únicamente para mancharlos.
Hablamos de la imperiosa necesidad de leer para crear. Cuando nos reunimos con Rafael Menjivar (“the master”) y le comentamos nuestros nuevos proyectos, él jamás interviene en el proceso creativo. Rafael nos orienta más bien en cuanto a lecturas. Así hemos descubierto que cuando se crea, se lee en un 90% del tiempo y se escribe el restante. Leer es la gasolina que pone en funcionamiento el motor creativo. Y no es que uno imite. No se trata de copiar. Se trata de armonizar las neuronas con el buen arte.
También conversamos sobre el plano imaginario. Idea que Rafael me explicó muy bien en su última visita a Guatemala, con el último poemario de Krisma Mancía, “El imperio de la Ventanas Cerradas” (muy muy bueno, por cierto). Y la literatura es eso: crear imágenes que no son perceptibles con los ojos, sino con la mente, con el alma (nótese aquí la relación necesaria con el post anterior sobre crítica literaria).
Y pues bien, esperamos haber podido colaborarle a Rita, para que (como dice Rafael) le tome a ella menos tiempo llegar, que el que nos tomó a nosotras.
También nos quedó tiempo de hacer con Denise un trueque de cámara digital por las Obras Completas de Kafka, entre otras cosas.
Como broche de oro, Denise me prestó su “Who´s afraid of Virgina Woolf” (con Richard Burton y Elisabeth Taylor, que ya la vi anoche y aún me tiene trastornada. O sea, que tengo que verla otra y otra vez) y “American Psycho” de Bret Easton Ellis. Y sí, Aldebarán, la próxima vez, ¡ojalá nos podás acompañar con un café en Sophos!