27 ago 2008

Gloria Hernández y su taller literario

Cuando uno escribe, cuando uno se debate entre ideas y sentimientos, uno reza a Dios (o en lo que se crea) porque el mensaje llegue. Que exista un alma en el mundo que pueda comprender que lo que se dice busca un interlocutor. Mi novela no fue la excepción. Escribía y pensaba en tantas y tantas niñas que de una u otra forma deseaban ser grandes, crecer y poder decidir sobre su vida. Buscar rumbos nuevos, desplegar las alas.
Este día, Gloria Hernández, me invitó a su círculo de lectura en el ya bien ponderado “El Cafecito” de la zona 10, en donde ella, semana a semana, desarrolla un taller muy profesional de lectura y escritura.
En él, las asistentes (en su mayoría mujeres) buscan expresar ideas, cosas vistas, cosas vividas, historias que alguien más les ha contado y que ellas sienten que el mundo debe conocer.
Comenzaron su dinámica con mi novela, la que discutieron hace una semana, y hoy asistí como oyente y entrevistada. Me interesaba oír sus ideas, sus impresiones, aquellas cosas que uno —por estar tan apegado al texto— no logra ver. Mi sorpresa fue mayúscula.
Me encontré con un grupo de mujeres que no sólo han leído bastante, sino que además buscan esas cosas ocultas que hay en los textos. Son mujeres con historias fascinantes, que Gloria está preparando para que digan, cuenten, sepan expresar sus experiencias y las de aquellos que las han rodeado.
Me hicieron preguntas sobre la novela, desde quién escogió la portada, cuáles son mis influencias literarias, hasta porqué los personajes hacen esto o aquello (o porqué dejan de hacerlo). A algunos de sus cuestionamientos supe qué responder, con otros, quedé tan intrigada como ellas y ahora le estoy dando vueltas a la cabeza.
Habían leído mi novela con minucia, con pasión, pero sobre todo, con la comprensión que da haber visto, oído o vivido cosas similares a las que Paula —mi buena Paula— tuvo que enfrentarse.
Gloria está haciendo un trabajo maravilloso con ellas. No sólo están leyendo, sino analizando en profundidad. Ya han publicado un libro en conjunto y ahora van con sus historias individuales. Quieren entender no sólo la trama (que la analizan con un detalle que me sorprende) sino también la estructura y la forma de construir los textos. Verdaderamente, para mí, fue un gusto que me invitaran y que hubieran leído y discutido tan a fondo mi novela, pero más aún, ver a mujeres que tienen cosas interesantes que decir, luchando por lograrlo. Están en la riña diaria de cada día por expresarse y hacerlo de la forma en que más puede transmitirse: la vía literaria.
En horabuena por ellas, por Gloria, y por esas experiencias que están comenzando a aflorar y que estoy segura, todos habremos de disfrutar, porque desde ya se ve, que habrán de ser contadas desde donde de verdad vale la pena hablar: el corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey qué buenísimo esto, ojalá en El Salvador hubiera algo así, pero ya ves que nosotros somos pésimos para todo lo que a cultura se refiera... saludos, cuándo venís?

Unknown dijo...

Es que es cosa de organizarlo, fijate, porque yo creo que en todas partes hay lectores, gente que busca respuestas en la literatura... hay que abrir espacios al pensamiento y a la discusión. Creo que la guerra nos hizo miedosos en cuanto a exponer nuestras ideas.