1 jul 2008

Mi pasaporte (¡Por fin!) y algunos pequeños descubrimientos editoriales

Mi pasaporte salvadoreño se venció en agosto del 2007. Un par de meses antes, comencé a gestionar su renovación, y sorpresa la mía: no coincidía el nombre del pasaporte con el del DUI (Documento Único de Identidad). Resulta pues que tenía tres salidas legales, todas aburridas y complicadas, y me fui por la más difícil (como siempre) y opté por seguir un juicio de identidad. O sea que ahora puedo llamarme de cinco formas distintas, entre ellas Vanessa Núñez Handal, y todas las combinaciones posibles. Entonces, luego de varias visitas a migración, el viernes por fin me dieron mi pasaporte y los funcionarios me felicitaron por tanto esfuerzo y dedicación. Yo casi lloré, pues (sólo faltó la foto…).
Pero dentro de todo este trámite, hay una persona especial que fungió como notaria, me acompañó a migración y me reclamó no haberla mencionado nunca en este mi blog. No diré su nombre, porque en esas quedamos, pero hemos sido amigas desde primer año de la universidad. Sí, ambas estudiamos derecho en la UCA, hicimos la tesis juntas (sobre la Corte Centroamericana de Justicia… hoy un dinosaurio, como nos dijo un magistrado) y estudiamos juntas para el examen de notariado. De ella he aprendido mucho, sobre todo a hacer de la vida lo que uno quiera. Hoy, gracias a ella, puedo llamarme, firmar, contratar, obtener documentos, bajo el nombre que yo desee, ya soy una “conocida por”.
Pero este viaje a El Salvador también fue un viaje de descubrimientos. Uno interesante que hice fueron las publicaciones históricas de dos editoriales: Clásicos Roxil, que está sacando libros sobre personajes salvadoreños —tales como Manuel Enrique Araujo y Anastasio Aquino (ambos de Rodrigo Ezequiel Montejo)— y la Editorial Delgado, de la Universidad José Matías Delgado, que está editando libros sobre la misma temática, y donde pude adquirir dos libros interesantísimos: “Liberalismo y conservadurismo en El Salvador, durante la segunda mitad del siglo XIX” de José Melgar Brizuela y “Don Manuel José Arce” de Carlos Meléndez Chaverri.
Y es que en El Salvador no ha habido mucha industria editorial. Fuera de la DPI, la Editorial de la UCA e Indole editores, que ha sacado libros interesantes, tales como “Mágica tribu” de Claribel Alegría y “Olvida Uno” de Claudia Hernández, entre otros, pues yo no sabía de más.
Me alegró también haber visto en La Ceiba muchísimos nuevos títulos, que yo al menos, que soy rastreadora de novedades, no había descubierto. Entre ellos encontré una biografía de José Matías Delgado, editado por Concultura. Y ahí mismo, por recomendación de una amiga me compré “Magallanes” de Stefan Zweig, en una edición muy linda.
Y como siempre hago, fui donde la señora que desde hace más de siete años me ha vendido libros usados y me tenía dos tesoros llenos de polvo de décadas: “Toponimia autóctona de El Salvador Central” (1976) de Jorge Lardé y Larín, y “Nociones de Historia de Centro América (Especial de El Salvador)”(1953) de Manuel Vidal.
Pero quizás mis dos mejores adquisiciones hayan sido las que hice a través de mi abuela Edith, de 88 años, a la que acaban de operar de cataratas y por eso anda mejor que nunca (ahora nuestros ojos son igual de verdes, me dijo mostrándome su iris que efectivamente yo heredé). Ella me entregó una parte de sus tesoros, dos libros increíbles, uno sobre Francisco Morazán, que a ella a su vez le fuera regalado en los años 50´s por una amiga fallecida y un librito de pasta dura, encuadernado por mi tío abuelo Emilio López en 1938, del cual se imprimieron 750 ejemplares, y que contiene los versos del poeta santaneco Carlos Lovato. En él, aparece uno dedicado a mi abuela, que por aquel entonces tenía 18 años, y de cuyos ojos el poeta dice “ojos que brillan perversos”. Esa es mi abuela, me dije, ¡no cabe duda!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitaciones por tu pasaporte y por los libros tan buenos que encontraste. Yo jamás encuentro nada.Siempre me quejo de que no hay nada interesante para leer sobre El Salvador, pero ya veo que sí. Ya me diste ideas y será cosa de irlos a buscar.

Unknown dijo...

Pues fijate que recién me doy cuenta que varios de los libros encontrados son títulos super, pero super viejos... o sea que yo lo que encontré fueron reediciones. Pero ahí están, al menos ahora se los encuentra. Saludos.

Anónimo dijo...

hey, yo en alguna ocasión tuve en mis manos ese libro de Jorge Lardé y L., pero es viejíiiiiismo! Saldos. Inés.

Unknown dijo...

Super viejo. Según me dijo la sra. que me lo vendió, es de los que más se van, porque la última edición fue hace mucho.

Aldebarán dijo...

Pues felicidades por tus nuevos nombres, por tu recuperada legalidad, por los libros y por esos descubrimientos que nos cuentas.


saludos