28 jul 2008

Marta Elena Casaús Arzú y su "Guatemala: linaje y racismo"

En la foto aparecen Raúl Figueroa Sarti, director de F&G Editores, junto a la autora en la presentación realizada en el marco de la Filgua 2008.
Pocas veces tiene uno oportunidad de asistir a una conferencia que combine la excepcional inteligencia de un intelectual con la calidez humana. Porque haber escuchado a Marta Elena Casaús hablando, sin pelos en la lengua, sobre la discriminación y el racismo que aún impera en Guatemala y el resto de nuestros países, fue verdaderamente estremecedor.
Marta Elena es autora de uno de los libros que han roto esquemas en el istmo: “Guatemala: linaje y racismo”. Un libro editado por F&G Editores, y que se ha convertido en un best seller a nivel centroamericano.
Se trata sin lugar a dudas de un libro inteligente, que refleja una investigación y conocimiento profundo del tema, pero sobre todo, la intención de hacerlo accesible a todos. No tiene recovecos donde el lector pueda perderse o dudar. En este libro se dicen las cosas como son. Se trata de ideas que nos han abrazado siempre, como una camisa de fuerza, pero de las que nadie ha querido hablar nunca. Porque es obvio, porque es así, porque es lo lógico. En este contexto, la mencionada autora dice: “Los certificados de limpieza de sangre, el argumento de pureza de sangre serán claves para el mantenimiento de la red familiar, así como las estrategias matrimoniales que dichas familias van a emplear para mantener su status”.
Pero leer esta frase puede sonar teórico, un poco muchas palabras para algo que todos sabemos. Pero cuando la autora profundiza, como lo hizo en su charla, que el factor del racismo no es sólo un prejuicio más con el que tenemos que vivir, sino un factor determinante para la comisión de crímenes terribles en nuestros países, la cosa cambia.
Este es un tema importante. No es sólo una diferencia en cuanto a la concepción de “el otro”. Se trata de ventilar la concepción que cada uno tenemos de nosotros mismos y la forma en que, anulando, destruyendo, eliminando al otro, buscamos reafirmarla.
Ya no debo decir más sobre el tema, porque para ello está el libro que lo explica de una forma fantástica. Me interesa realzar más bien, lo sorpresivo que resultó para mí el carisma, inteligencia y claridad de ideas que percibí en la autora. Y fue obvio que etodo el público asistente lo percibió así mismo, ya que los aplausos fueron largos y entregados. Las rondas de preguntas, a su vez, se quedaron cortas. Todos queríamos preguntar, aclarar, aprovechar para intercambiar ideas con una mujer que ha sabido poner nombre a las cosas, pero el tiempo ya no daba para más. "Cuando uno tiene un cáncer, pues es un cáncer"dijo, "no se llama grano o roncha. Llamemos pues a las cosas por su nombre."
Esperaremos pues con ansia cualquier futura publicación, porque sus ideas están poniéndole forma a la angustia que nosotros, como mestizos, venimos arrastrando desde que gracias a la cruz y a la espada, comenzamos a disculparnos por ser quienes somos.
Junto a mí Teresa García Giráldez, coautora junto a Marta Elena Casaús Arzú (a mi izquierda), de otro libro expcepcional, que comentaré en otro momento: "Las redes intelectuales centroamericanas: un siglo de imaginarios nacionales (1820-1920)".

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