9 jun 2008

Nosotros y la pena de muerte

Entonces nos quedamos en la falta de psicología que se esconde detrás de la pena de muerte: no disuade.
Y siempre que planteo esta idea, nunca falta el que me diga: «ya te quisiera ver yo siendo la afectada». Y claro está que si así fuera, seguramente querría ver quemado, descuartizado y ahorcado al culpable. Pero por éso es que no son las víctimas las encargadas de la política criminal de un país, porque éstas, en lugar de resolver el asunto querrían únicamente vengarse (veáse la Ley del Talión). Y es muy obvio, muy humano, pero en nada ayudaría al problema en general.
La política criminal es, por otro lado, la forma en que el Estado dispone manejar los casos de violaciones a las leyes y sancionarlas. Estas medidas, obvio es, no podrían ni deberían jamás ser tomadas por las víctimas que no son imparciales en el asunto, sino por gente especializada y, sobre todo, con la cabeza fría. Estos, obvio está, tienen que ir más allá de la simple venganza o compensación a las víctimas. ¿Por qué? Porque hay muchas cosas más involucradas. Un caso, lamentablemente, no puede definir la suerte de todo un país, y la pena de muerte sí que es un determinante grave.
Cabe también decir que en sistemas judiciales con tan baja eficacia como los nuestros, donde los condenados no son siempre los culpables (porque ¡ni se imaginan la cantidad de inocentes que hay tras las rejas!), sería un atentado establecer una sanción tan definitiva.
Porque, tal como ha ocurrido en varias ocasiones en EEUU, (ahora imagínense lo que será en nuestros países) ha habido casos en los cuales se ha logrado demostrar a través de los avances científicos que el supuesto violador no era tal. Y muchos han sido los casos en que el inocente ha pagado con su vida.
Además, estamos claros que la violencia sólo engendra violencia. Más muertes, más sangre, sólo nos haría una sociedad más deshumanizada (si es que cabe) y menos sensible ante el dolor ajeno (tal como está ocurriendo con los linchamientos en Guatemala).
Sin embargo, es bien cierto que el sistema judicial, policial y anti criminal con que contamos hoy día no funciona (y aquí hablo tanto de Guatemala como de El Salvador). La gente está cansada de la inseguridad. De la posibilidad de ser el próximo asaltado, secuestrado, violado, etc. ¿La solución? Definitivamente no es inmediata. Se trata de un proceso largo, costoso e incómodo, a través del cual habrá que cambiar desde nuestra mentalidad hasta muchas de nuestras instituciones. Y ahí reside verdaderamente el problema, en que la mayor parte de nosotros ya nos acomodamos a nuestra forma de vida, donde pasarse un semáforo en anaranjado no es cosa mala, sino viveza. Donde pistear al policía es de listos y no de corruptos. Donde pretender beneficios sólo por ser don fulano es cosa lógica, y lo ilógico sería esperar lo contrario.
Entonces, cuando todos estemos en la disposición de cambiar y dejar que las cosas cambien, entonces será la hora perfecta para establecer la pena de muerte, porque esta podría aplicársele a cualquiera, y no sólo a aquel que (por su condición social, económica, raza, ideología, etc.) sea más vulnerable. Jodido el tema, pues…

3 comentarios:

Denise Phé-Funchal dijo...

Justo ayer estaba leyendo que en Máxico durante el siglo XVII se llevaba a la horca o a la pena pública (descuartizamiento, hachazo, hogera) solamente a los pobres, a la gente rica no se le llevaba ya que se consideraban "ejemplos sociales" por lo que castigar a alguno públicamente no era permitido ya que eso demostraba que los ricos, que representaban el ideal de humanidad, no eran tan santos, ni tan correctos, lo que desde la idea de la mara, podía fomentar que el pueblo infrigiera las leyes aún más... huevos el poder se ejerce sobre el que no tiene poder, ni estatus...

Unknown dijo...

ah qué jodido fijate, que la posición económica determinara tu perfección como persona. Pero suena lógico, porque las burguesías siempre han buscado legitimarse de alguna forma. Lo fregado es que históricamente la pena de muerte haya desaparecido, y que hoy día haya mara que quiera volvera a implementar. De verdad, de verdad, no saben lo que dicen.

Anónimo dijo...

Como siempre, la derecha pudiente quiere resolver las cosas de un plumazo, cuando las causas que originaron la actual crisis de seguridad son mucho más complejas y originadas en injusticias sociales, de las que ella misma es culpable.