Darwin y su teoría han sido siempre un punto de quiebre en mi concepción de todo. Digo de todo, porque de ahí se desprende la intolerancia humana hacia el cambio. Recuerdo cuando en clases de biología un profesor nos explicó que el aire no distiende los pulmones, sino que más bien estos se ensanchan formando un vacío en el espacio y el aire penetra (suena complicado pero es lo contrario a inflar una bolsa de papel). Admito que luego de tan reveladora información me costó recuperar mi ritmo respiratorio durante unos minutos, pero ahora —veinte años después— lo hago mejor que antes: porque sé cómo hacerlo.
Lo mismo ocurrió con Darwin. Los fósiles eran considerados adornos que Dios puso en las piedras para nuestro deleite. Las pruebas de evolución de las especies eran pruebas de que había habido varios diluvios universales, luego de los cuales Dios había vuelto a crear las especies con “mejoras”. La herencia hereditaria era señal del esencialismo (formas inmutables) platónicas… y así podrían citarse miles de justificaciones equivocadas con las que se buscaba evitar que se armara el gran rompecabezas de la historia biológica: la evolución.
Al hombre sencillamente le costaba aceptar que no hubiera sido creado a imagen y semejanza de un Dios inteligente y todo poderoso. Al hombre le costaba aceptar que no era el centro del universo. Al hombre le costaba aceptar que no fue creado perfecto, sino que fue perfeccionándose en el camino. Un camino por demás extenso (de millones de años) y que encima de todo le era imposible calcular, dimensionar o incluso sentir.
Entonces, todos estos errores (voluntarios o maliciosos) me hicieron pensar en cuántas cosas damos por sentadas, convencidos de que no existe otra respuestas posible, sólo porque una premisa —una minúscula premisa— está equivocada. Hay que ver el daño que puede causar una pieza.
Pd.: la principal enemiga del pensamiento evolucionista era la iglesia anglicana inglesa, que estaba incorporada a la estructura política de Gran Bretaña. La teoría evolucionista representaba una amenaza en contra de la estabilidad social. ¿Les suena conocido?
Lo mismo ocurrió con Darwin. Los fósiles eran considerados adornos que Dios puso en las piedras para nuestro deleite. Las pruebas de evolución de las especies eran pruebas de que había habido varios diluvios universales, luego de los cuales Dios había vuelto a crear las especies con “mejoras”. La herencia hereditaria era señal del esencialismo (formas inmutables) platónicas… y así podrían citarse miles de justificaciones equivocadas con las que se buscaba evitar que se armara el gran rompecabezas de la historia biológica: la evolución.
Al hombre sencillamente le costaba aceptar que no hubiera sido creado a imagen y semejanza de un Dios inteligente y todo poderoso. Al hombre le costaba aceptar que no era el centro del universo. Al hombre le costaba aceptar que no fue creado perfecto, sino que fue perfeccionándose en el camino. Un camino por demás extenso (de millones de años) y que encima de todo le era imposible calcular, dimensionar o incluso sentir.
Entonces, todos estos errores (voluntarios o maliciosos) me hicieron pensar en cuántas cosas damos por sentadas, convencidos de que no existe otra respuestas posible, sólo porque una premisa —una minúscula premisa— está equivocada. Hay que ver el daño que puede causar una pieza.
Pd.: la principal enemiga del pensamiento evolucionista era la iglesia anglicana inglesa, que estaba incorporada a la estructura política de Gran Bretaña. La teoría evolucionista representaba una amenaza en contra de la estabilidad social. ¿Les suena conocido?
8 comentarios:
el principal enemigo del pensamiento evolucionista es el humano cuando se siente amenazado de perder algo (poder la mayoría de los casos), siempre es el miedo a lo desconocido y admitir que estamos equivocados lo que hace que se la "evolución" en todos los sentidos se retrase más de la cuenta.
En fin, Saludos!!!!!!
Hola Sandra. La defensa del status quo da lugar a las atrocidades más grandes. Cuando sentimos amenazado el pedacito de tierra sobre el cual se apoyan nuestros pies, somos capaces de reaccionar como animales... y muy poco evolucionados, por cierto... saludos y gracias por tu visita.
Me parece importante citar a Vds. tres veces:
"la principal enemiga del pensamiento evolucionista era la iglesia anglicana inglesa,"
"el principal enemigo del pensamiento evolucionista es el humano cuando se siente amenazado de perder algo"
"La defensa del status quo da lugar a las atrocidades más grandes."
¡Hacen Vds. sonar el tema como que si Darwin hubiése arriesgado vida y patrimonio! En la era Victoriana, como ahora, había libertad de expresión, por gracia de Dios y de la Reina. Quiero recordales que:
1.
Darwin no enfrentó consecuencia legal o religiosa alguna. No le fué expropiada ninguna propiedad ni inversión, ni fué expulsado de la Royal Society, ni fué excomulgado, ni fueron sus derechos civiles violados de forma alguna.
2.
Darwin fué ampliamente reconocido por sus innovadoras ideas, su libro Del origen de las especies fué inmediatamente vendido antes de terminar de ser impresa la 1a. edición, y en apenas 5 años la Roya Society reconoció sus méritos por medio de una medalla "Copley."
3.
¡Lo peor que la Iglesia Anglicana hizo fué mandar al Obispo Wilberforce a debatir la idea en Oxford!
Hola Visitador. Y bueno, la vida y el patrimonio no son los únicos bienes valiosos del ser humano (de ser así bastaria con los dos primeros artículos de la Constitución, y asunto arreglado). Darwin expuso su prestigio como científico (ya muy deteriorado por una serie de fracasos anteriores)y su prestigio social (su familia sufrió las consecuencias, sobre todo sus hijos. Baste ver el dibujo con que he ilustrado este post) También su prestigio moral fue puesto en duda (fue acusado de todo). Si bien su libro El Origen de las Especies se vendió de inmediato (fue un Best Seller y se fueron todos los ejemplares el mismo día), los que lo compraron no lo hicieron con afán de alabarlo sino de tener material para burlarse de él. El tiempo y la época estaban listos para su teoría, estoy de acuerdo, ya las evidencias científicas eran muchas. Pero su teoría significó literalmente la destrucción de la creencia en la omnipotencia divina. Eso, aún hoy, es un tema escabroso de discutir. Y por si nunca te ha tocado, es bien sabido el consejo: de religión y de política no se discute. Y no lo hago. Te imaginás ahora lo que significaría sacar un libro al respecto? Y encima tener la razón?
Je je.
Me gustó tu respuesta, porque muestra una sensibilidad que tiendo a olvidar, porque escribo anónimamente. Tenés razón que quien publica a nombre propio, como Darwin, se expone al ridículo social.
Con todo, me pareció un poco hiperbólico hablar de "iglesia enemiga" y "atrocidades," cuando el discurso darwiniano fué harto civil. Caricaturas en periódicos podrán derretir a una prima donna, pero difícilmente son castigos insoportables.
Tendremos, aquí, que estar de acuerdo en estar en desacuerdo.
- * -
Pero ojo, que no creo que haya constitución, por extensa que sea, que te salve de la humillación pública cuando decís cosas que van contra la vox populi.
Y apropos, ¡a mí me encantaría una constitución limitada a los dos primeros artículos que referís, y listo! Viviríamos mucho mejor.
Saludos,
Y bueno Visitador... tú lo has dicho todo. Saludos.
Y bueno Visitador... tú lo has dicho todo. Saludos.
Y bueno Visitador... tú lo has dicho todo. Saludos.
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