6 nov 2006

We the People...

Corrían los espantosos años de posguerra y de la gran depresión económica de inicio del siglo XX. El desempleo y el hambre eran cosa de todos los días en Europa. Y como consecuencia necesaria, el vandalismo y la violencia imperaban. En Estados Unidos (no América) la cosa no estaba mucho mejor... pero sí algo. Familias enteras decidían emprender un viaje, que por aquel entonces, era el equivalente de ir a la luna. Tres meses por barco -en cuyo pasaje se empeñaba todo lo que se tenía- y la incertidumbre de ser detenidos en la oficina de inmigración de Ellis Island por enfermedad, mal aspecto, portar oro, entre otros, eran algunas de las penurias a que debían someterse. Muchos de esos inmigrantes jamás volvieron a su tierra ni a ver a sus familiares. Vivieron y murieron en Estados Unidos, como un ciudadano más, pero añorando su patria. Se dedicaron a las labores más difíciles y peor remuneradas. Las que los "Americans" no querían hacer. También por aquel entonces había propaganda anti-inmigrantes. También se les acusaba de rateros, mafiosos y cuanta palabra denigrante hubiera. También en aquellos años se blandía la bandera del desempleo en su contra: quitaban trabajo a los americanos y sacaban el dinero a sus países. También habían pancartas que los caricaturizaban con cuchillos y armas en la boca, intentando arribar a territorio estadounidense a toda costa.
Luego, claro está, nacieron sus hijos (la 1a generación) ya en suelo americano. Estos sí terminaron al menos sus estudios básicos y es posible que hayan tenido mejores oportunidades que sus padres. Y la tercera generación llegó a ser universitaria, y son en la actualidad esa serie de nombres raros que vemos aparecer en los créditos de las películas, en el senado estadounidense, en la bolsa de valores o en los puestos corporativos importantes. Son los americanos que hacen que Estados Unidos sean la nación poderosa y económicamente viable que es hoy en día (sin mencionar, claro está, a los judíos).
Pero hagamos un flash back en la historia: corrían los años de 1960 y 70. Comenzaron las guerras y los conflictos en Latinoamerica. Y como es obvio, volteamos a ver hacia el gigante rubio con quien compartimos nuestro continente. La gente emigró. Y todo lo que sucedió en medio es casi la misma historia de lo que ya he narrado antes. Digamos que estamos en el capítulo anti-inmigrante, de campañas anti-latinos, de esbozo de teorías nacionalistas ya gastadas, con ciertas variaciones como muros y cosas de esas. ¿Cuál es el presente y el futuro? Que ya estamos oyendo nombres latinos en el congreso, en las corporaciones, en puestos importantes. Podría entonces caerse en el error de pensar que eso va a beneficiarnos de alguna manera, pero recordemos que las segundas y terceras generaciones carecen de esa nostalgia por la patria de sus padres y abuelos. Ellos ya se consideran más norteamericanos que latinos. La "norteamericanidad" termina siempre por absorverlos. Y es que, digo yo, siempre debe ser mejor estar del lado de los ganadores y no de los "loosers".
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

'Y es que, digo yo, siempre debe ser mejor estar del lado de los ganadores y no de los "loosers" [sic]'

Prefiero ser más caritativo: creo que la gente se aferra a la tierra que les ve nacer, sea país próspero o no.

Si éste no fuese el caso, mucho tiempo ha que Argentina, Venezuela y Brasil se hubiesen vaciado de los hijos de los italianos, alemanes y japoneses que recién llegaron en el s. XX.

Pero no necesariamente se vuelven los hijos a la tierras de sus padres y de sus abuelos, aunque estén en el lado "perdedor," como un poco ásperamente lo pones.

Y no se vuelven porque estos hijos nacieron americanos. Sus padres fueron europeos, pero ellos no lo son más: son hijos de América, y en América se quedan.

Unknown dijo...

Hola Visitador. Pues fijate que la nacionalidad, típicamente, se otorga por consanguinidad o por nacimiento (lo sé por que soy abogada y me pusieron a estudiarlo en Derecho Romano, no vayás a creer). La última es obvia: uno es nacional de donde nace. La interesante es la 1a. ¿Porqué a los países habría de interesarles otorgar su nacionalidad a aquellos que han nacido en otras tierras y no tienen más vínculo que un parentezco? Precisamente porque se supone que la nacionalidad (entendida como la pertenencia a una nación) deviene más fuerte por tradición y costumbre familiar. Nacer en suelo americano no te hace americano. Y fijaté que tú mencionas Argentina, Brasil, etc., pero yo diría que sin ir tan lejos, Guatemala está lleno de alemanes. ¿Porqué? Porque estas tierras les ofrecieron oportunidades que en su patria no tuvieron. Pero ninguno renuncia a su nacionalidad, ni deja de añorar la tierra en que nacieron sus padres. Gracias por aportar y por la visita! Vanessa.