15 jun 2006



Anoche te dejé entre sombras de hojas vivas, que se movían al viento de la tormenta de nuestras vidas. Eran hojas de ramas ya cansadas, porque caían sobre ti como pidiendo reposo. Entonces buscabas al mago, pero se había marchado con su chistera de plata. Creíste que volvía y saliste corriendo a encontrarlo por los caminos de tierra. ¿Regresará algún día? ¿Regresar a dónde? Al sitio de hielo que fue nuestra casa. A veces, cuando me despierto, todavía creo que estás por venir… entonces recuerdo que no te has marchado.

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