1 mar 2009

El Papa, y sin embargo se mueve...


Trabajaba en un bufete jurídico en La Reforma el día en que comenzó a escucharse su nombre como posible sucesor del agonizante Juan Pablo II. Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, era uno de los posibles entre tantos otros (Papa negro incluido).
De él se decían muchas cosas, pero sobre todo, que pertenecía a la línea más dura de la iglesia. Cuando fue electo, bien recuerdo, nos habíamos conectado a CNN vía Internet, y habíamos hecho apuestas entre los abogados católicos (y no tan católicos) sobre quién sería el sucesor en el papado.
Y cuando finalmente hicieron humo blanco, la noticia nos desconcertó a todos. El rostro de Ratzinger no decía mucho, o más bien: decía todo. Acostumbrados como estábamos al gesto amable y en apariencia bondadoso de Juan Pablo II, la severidad y sonrisa fingida (un tanto gargolesca de Ratzinger) desconcertaba.
El tema era importante para mí, no como católica que lo soy por nacimiento, más no de práctica, sino porque en nuestra Latinoamérica la Iglesia Católica y sus propuestas aún cuentan y mucho. Desde mi punto de vista, otro Papa conservador sería terrible. Creía que ya era tiempo de un Papa más abierto y moderno, que gestara cambios y los permitiera.
Sin embargo, hoy, tras casi 4 años de su elección mi opinión respecto de Ratzinger es muy distinta.
Me es obvio que no fue elegido por su “bondad” (que para el caso, nadie la tiene), sino por su altura académica y filosófica. Calidad que hoy día, como a todo aquel que se atreva a pensar que la tierra no es cuadrada, le está trayendo severas consecuencias.
Resulta pues que este hombre atrapado (desde mi muy personal punto de vista) entre la fe y la racionalidad, ha hecho cosas extraordinarias, sin entender que lo extraordinario sea bueno o no. Digo nada más que son fuera de lo común, como su reconocimiento de la no existencia material de un cielo o de un infierno, u orar en una mezquita de Estambul.
Por otro lado, Benedicto XVI (al que aún no se le llama el Papa viajero o semejante, simplemente porque su postura intelectual no da para ese tipo de cursilerías) permitió el reestablecimiento de las misas en latín, que habían sido reemplazadas por el Concilio Vaticano II (1962-1965), y que contenían oraciones que desagradaban a los judíos.
Los que vieron con buenos ojos este inexplicable ablandamiento de postura fueron los seguidores de Marcel Lefebvre, arzobispo francés que intentó una especie de Reforma en los primeros años de la década de los 60s, y que fuera excomulgado junto a cuatro otros obispos que en 1988 fueron nombrados contra las órdenes de Juan Pablo II.
El caso es que Lefebvre, que recuerda inevitablemente a Lutero, puso muchas cosas en perspectiva. La diferencia está en que Ratzinger, por motivos inexplicables y que se han querido entender como ignorancia, ha buscado un avenimiento con sus seguidores y les ha levantado la excomunión sin obligarles a aceptar la postura del Concilio que dio lugar al castigo.
Ratzinger formó parte del Concilio Vaticano II como consejero del cardenal de Polonia, y por lo tanto se presumía, hasta ahora, que su postura era ultra conservadora. Su fama devenía no sólo de su rigidez doctrinaria, sino además por haber sido prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, otrora llamada “la Santa Inquisición”.
Así que parece que las decisiones del “santo Padre” están desilusionando a muchos en la Iglesia e inquietando a otros tantos fuera de ella, como a los judíos y musulmanes.
Y es que la reacogida de los lefrevristas resultó un verdadero dolor de cabeza para el Vaticano, pues uno de ellos, Richard Nelson Williamson (inglés) declaró que el holocausto judío no fue tal y que en los campos de concentración no murieron los seis millones de judíos que siempre se ha dicho, sino “tan sólo” entre 200 o 300 mil, y que las famosas cámaras de gas fueron nada más que un invento. Y agregó que, sin pruebas que dijeran lo contrario, no tenía la menor intención de retractarse.
Esto puso en aprietos a Ratzinger, que ya en Ratisbona había hecho unas declaraciones que ligaban al Islam con la violencia y el terrorismo y que, en un intento por desligarse de dicha postura negacionista, hará una visita a Israel en mayo. Ya veremos cómo le va.
El caso es que a los que creyeron que eligiendo a Benedicto XVI tenían asegurada la continuación ultra conservadora de Juan Pablo II, descubren ahora que Benedicto XVI es todo, menos tradicional. Puede, creo yo, ser una consecuencia de su inteligencia y raciocinio, pero lo cierto es que por fin se están tocando cosas en la Iglesia, que durante siglos se han mantenido congeladas y con camisa de fuerza.
Y estos movimientos, insisto, no digo que sean buenos o malos, pero son. Vamos pues a seguir dándole seguimiento a esta Papa que parece, no será el de la transición y continuidad, sino el de las revisiones internas y el cambio de posturas.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Se trata de un Papa polémico con el que mcuhos no comulgan. Hay oscuridad en sus intenciones y me hace pensar más en un político que en un líder de almas. No discuto su firmeza intelectual, pero creo que para sus responsabilidades hace falta más que eso, como bien lo demostrara su predecesor.

Anónimo dijo...

La Iglesia Católica me causa enormes contradicciones. Por un lado, estoy de acuerdo con su oposición a la pena capital, a la tortura y su apoyo a ciertos derechos humanos. Sin embargo, su antagonismo con respecto al uso de anti-conceptivos y su postura vis-à-vis los derechos de la mujer están plenamente desfazados.

Infelizmente, la Iglesia Católica insiste en vivir en un mundo anterior a la Ilustración. La Ilustración demostró que es posible ser religioso y vivir una vida regida por la razón y la ciencia. Razinger se opone vehementemente a esta tradición, es decir al relativismo que se practica entre otros lugares en EEUU y Canadá. Llegó al punto de condenar lo que el llamó "La dictadura del relativismo" en su visita del año pasado a EEUU. ¿Cómo se atreve? Los católicos jamás eligen al Papa democráticamente. Es seleccionado verticalmente por una élite de cardenales. ¿Cuál, pues, es la dictadura?

La Iglesia que heredamos en América Latina fue la iglesia española de la contra-reforma, de la contra-Ilustración. La teología de la liberación fue la oportunidad que la iglesia católica en América latina tuvo de reformarse, de ilustrarse. Pero ¿qué fue lo que hizo Ratzinger? Desató las huestes anti-reformistas de la Congregación para la doctrina de la fé para llevar a cabo una cacería de brujas en contra de los teólogos de la liberación. Ahí están los ejemplos de Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Jean Bertrand Aristide, y Ernesto Cardenal, por mencionar a algunos.

Quisiera asegurar que poco a poco el mundo se está volcando hacia una perspectiva post-cristiana como la que impera en Europa occidental. Sin embargo, por algo la iglesia ha sobrevido más de dos mil años. Creo que el algo es claro, ¿no?

Mis agradecimientos por tu post.

Un caluroso saludo.

Unknown dijo...

Gracias Carlovento por el comentario. Sin duda es un Papa polémico, y además, con poco carisma. Pero es que su preparación intelectual, contrario a lo que muchos pensaron, no lo está ayudando en estos asuntos de la fe. Sin embargo, he de confesar, que pensé que sería un hombre mucho más dogmático. Pero pareciera como si, él mismo está en pugna entre la razón y los dogmas. Triste realidad de un hombre de razón que debe defender la fe.

Literatura.typepad: Estoy de acuerdo contigo en las contradicciones que la iglesia nos genera. Somos los latinoamericanos una mezcla extraña de intentos de modernidad y tradiciones. Creo que en nosotros se refleja muy bien la lucha entre la razón y la fe que hoy día vemos en la iglesia. ¿Y cómo más podríamos llamarle a esto que relativimo?
Y yo pienso que esta lucha comenzó hace mucho, pero hasta ahora habían logrado tenerla bajo la alfombra. JP II era un hombre experto en ocultar las cosas inconvenientes a la iglesia. Ratzinger, ya se vio, no es tan hábil. Pero no quisiera juzgarlo como torpe. Quisiera creer que es un hombre que está intentando ser fiel a su razón y a sus ideas. Y en verdad, no me gustaría estar en sus zapatos. Pareciera como si está intentando transformar una institución, cuya característica principal es justamente su incapacidad para transformarse. Característica que tal como tú dices bien, se evidenció desde la Reforma y Contrarreforma. Si es que no antes.
Gracias a ti por pasar y por tu comentario.

Anónimo dijo...

"...no me gustaría estar en sus zapatos"

Bueno, la verdad es que el tipo usa buen calzado. Mis favoritos fueron las zapatillas rojas que usó en su visita a EEUU que causaron una gran sensación. Ya se parecían a las de Dorothy en El mago de Oz. Si tan solo pudiera taconearlas y decir "There's no place like home" y aterrizar en el mundo terrenal de nosotros, los ingratos pecadores :-)

Ah... y dicho sea de paso, yo fui al autor del comentario previo.

Abrazos,

Carlos

Unknown dijo...

ahhhhhhh ya decía yo que me parecían conocidos esos razonamientos! pero no reconocí el blog.
Jajaja, cierto lo de lo zapatos rojos. Mirá que las modas son extrañas en las cosas del espiritu. Saludos pues!

Anónimo dijo...

donde consigo el libro

Anónimo dijo...

A mí este Papa me da miedo. Aunque no sabía que había hecho todo eso. YO

El antropólogo inocente dijo...

Has visto que el papa se parece al emperador de Star Wars?
aqui hay una foto del tipo:

http://msp148.photobucket.com/albums/s39/oscarito33/pope_star_wars.jpg

el lado oscuro de la fuerza jajaja

Unknown dijo...

Hay sí, ya la había visto. Si el pobre no tiene mucha cara de buena gente. Y cuando se ríe se mira peor. Por ahí anda otra foto donde te juro se mira igualito al abuelo de los Monsters.
Saludos y gracias por pasar!

Anónimo dijo...

ME PARECIO INTERESANTE TU BLOGG
ESTOY DE ACUERDO CONTIGO EN QUE SOY CATOLICO POR NACIMIENTO MAS NO POR PRACTICA...
LA LITERATURA Y LAS LETRAS NO SON MI FUERTE, PERO TE FELICITO
ESPERO ME ACEPTES Y PODER SEGUIRTE ESCRIBIENDO Y ME DISCULPAS MI FALTA DE ORTOGRAFIA QUE AUNQUE NO ME CREAS TUVE QUE REVISAR VARIAS VECES.

Unknown dijo...

Gracias Arnulfo. Bienvenido y gracias por comentar.