19 jun 2008

Sex and the City o el poder erótico del concreto

“Sexo en la ciudad” (como lo han traducido al español) es un título pésimo. ¿Qué tiene que ver el sexo con el lugar donde se practique? “Sexo y la ciudad” (como sería la traducción literal del inglés al español) me suena más razonable, y me encanta.
Soy fanática declarada, sin cargos de conciencia y comentarista (con un par de Cosmopolitans enfrente) de esta serie.
Cuando comenzó, yo andaba en el aturdimiento de la madurez. Mismo para el cual nadie se encarga de prepararnos. Porque abundan las frasecillas que conllevan la palabra “menstruación”, “señorita”, “recato”, pero nunca alguna donde se hable de “dolor por la pérdida de la inocencia”. Que no hablo de la inocencia en “ese” sentido, sino en el grave, el que importa a psicoanalistas y filósofos. Darse cuenta pues, que la vida no es un cuento de hadas. Y duele sí, porque hay que reestructurarse uno mismo, encontrar nuevos amarres, nuevas anclas para detener la vertiginosa corriente que lo arrastra a uno. En esas andaba pues, buscando no un rumbo, sino una boya. Cuando la encontré y pude respirar, me dediqué a alquilar la serie en Blockbuster y me la pasaba día y noche consumiendo los capítulos.
Lástima, eso sí, que en Blockbuster únicamente tenían hasta la tercera temporada (cuando Mr. Big (John para los que ya vieron la película) se casa, pero con otra (¡desgraciado!)). El caso es que con hoyos y falta de secuencia —salvo por algunos capítulos mal vistos de las temporadas que me faltaron—, me fui a ver la película a El Salvador hace dos semanas. (Sí, hubo que cruzar fronteras porque a Guatemala todavía no ha llegado ni la anuncian…)
Un fin de semana ideal: mis cheras, almuerzo en el Señor Tenedor, Zara, cafecitos, pláticas hasta la madrugada, una ida al cine con ellas, durante la cual no dejamos de comentar lo lindo o feo que estaban los vestidos de nuestras ídolas, de ahí una cruzada por la Gran Vía bajo el agua (un gran chaparrón a decir verdad), Republic, tres cosmopolitans, música en vivo.
Entonces realicé el encanto del título: “Sex in the City”. Porque no es gracia tener sexo en el campo, hay que tener testigos, lujos, cosas materiales, ropa de cama limpia, comodidades, joyas, moda, luz eléctrica, una lap top, zapatos de tacón (que se hacen pedazos en la grama), restaurantes para almorzar, limosinas a qué subirse y ser visto, ropa a la moda y quien lo admire a una, etc.
Entonces, concluí: la gracia no es el sexo, ni la ciudad, sino el sexo aderezado de todo lo que el dinero puede comprar en una ciudad como Nueva York. Que por demás está decir que es “la” ciudad. Una ciudad donde todo es posible. Donde las cosas están tan bien organizadas que parece un Disney World para adultos, y no cualquier adulto, sino adultos sofisticados y cultos. (Nota: Salarrué mismo la usó como escenario de muchas de sus narraciones, por ejemplo.) Es la ciudad donde la civilización ha vencido. Tan es así que se permiten el lujo de tener un Central Park inmenso aderezándoles la historia, un mar domesticado, perros citadinos, caballos suntuosos y un grupo de personas que transitan por ella sintiendo que viven el futuro de la humanidad. Un futuro en el que, risiblemente y contrario a todo lo que nuestra cultura propone, no es de devastación, hierro y cemento. Sino de modernidad e inmensos parques. Arborizaciones y veranos exquisitos. Inviernos elegantes y otoños de ensueño. Una ciudad donde el sexo deja de ser tal. Ya no hay necesidad de reproducirse, basta con encontrar alguien para compartir eso: la ciudad. Una ciudad donde el sexo, aparentemente, es mejor, porque para todo lo demás, obvio, siempre habrá una MasterCard.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Me gusta tu analisis, y como nos platicabas ese dia en Barista, lo lindo que es poder compartir con tus cheras de ese momento, porque parte de la pelicula, (que todavia no he visto, pero si soy admiradora de la serie) es que ahi estan tus cuatas para todos tus desastres, desatinos, exitos y carcajadas. Eso es lo lindo de esa serie, que habla de lo que llamo Gioconda Belli, la intima multitud. Lo que compartimos como mujeres, indivudualmente y colectivamente.. una linea muy sutil, casi invisible.

Unknown dijo...

Hola Lissy. Gracias por tu comentario. Es que comentadito todo es más diverido. Saludos,

Chicaborges dijo...

El código entre mujeres (y no entre brujas como algunos asumen) es impresionante. Hoy fue un claro ejemplo la visión que tienen hombres y mujeres del sexo, las relaciones, las atracciones y las cosas. Que es algo que se refleja muy bien en the sex and the city.

Ahora bien la ciudad de esta tv serie es un personaje más no sería lo mismo en otra comunidad: la ropa, accesorios, eventos cultura, etc sólo tiene sentido en ese contexto.

Cuándo este por acá vamos a verla!!

Unknown dijo...

Es que cabal ese es el punto, la ciudad es un personaje más. Uno muy interesante y complejo, y creo que la serie lo muestra muy bien. Y hay otra cosa que no dije en el post, se trata de Manhattan y no de Nueva York, más bien. De cierta cantidad de kilómetros cuadrados que en la serie parecieran ser un mundo en sí mismo. Un mundo donde las reglas son distintas y ellas las intentan jugar. La moda y el código, como vos decís, son parte de eso.

Anónimo dijo...

Estas chavas sí me llegan, ven la vida tan cool, tan glamorosa... lo malo es que sería imposible ponerlo en práctica, así que al fin y al cabo, sólo nos hacen ver lo loosers que somos el resto. Igual me llegan.

Venis siempre la otra semana?

Unknown dijo...

jajaja, cabal, esaaaaa es justamente la jodida, que es como leer una Vanidades: termimna uno deprimido.

Sí, llegamos la otra semana. Tengo la boda de una prima en la capital del mundo, sucursal del cielo.

Denise Phé-Funchal dijo...

Nunca me gustó la serie, precisamente por lo hipereal del asunto y creo, al contrario de lo que ponés, que NY no es una ciudad donde la civilización ha vencido, más bien convive con lo inhumano, con lo bárbaro, al final de cuentas me parece que la serie lo que refleja es lo superficial que se puede ser en una ciudad con tantos vergueos como NY, por lo tanto igual de superficial se puede ser en cualquier parte del mundo... mujeres del mundo, lo que importa es el aderezo del sexo!!! Se me sale lo feminista jajaja, pero creo que a pesar que querían dar la imagen de mujeres salidas del esquema, no son más que mujercitas sometidas al sex ....

Unknown dijo...

Es que sí, la serie es absolutamente hiperreal. Pero contrario a lo que se piensa, Nueva York es tremendamente cálida, más al menos que nuestras ciudades. Hay ahí una ironía tercermundista, que justo conversaba hoy con Alan Mills. El me decía que a los europeos no les gusta la ciudad de Guatemala, sino el interior. Yo le decia que ellos buscan "lo salvaje". Y es que se piensa que nuestros países son abundantes en selvas, en bosques lluviosos, etc. Y nada más apartado de la realidad. Nosotros no tenemos un Central Park. Esta gente, con todo lo artificiales que son, gozan más de la naturaleza que nosotros. Aquí no hay parques, no hay zonas verdes, no hay veredas donde caminar. NY es, incluso en invierno, una ciudad más cálida y hospita que mi San Salvador, con todo y sus 32 grados al medio día.
Estas chavas no transgreden, eso es cierto, porque el sexo por el sexo no es una transgresión digna de asombro. Lo que sí lo sería es que, viviendo en NY, pudieran abstraerse de ese embate consumista al que zucumben peor que al sexo. Ahí está la paradoja.

Hablaste con la Claudia a ver si nos vamos a juntar al cafecito este viernes???????? ahí me contás. C U

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Hola, chicas. Soy de Buenos Aires y yo también ando viendo la serie y la peli y llenando mi blog de comentarios y mezclándome entre mis ideas feministas, mis conflictos de clase y mis deseos de pasión y glamour consumista. Se me cruzan los cables cuando pienso en la idea de transgredir o no transgredir. Es difícil... ¿Es necesario? ¿Es obligatorio transgredir? En mi último comentario sobre la peli sólo pude llegar a la conclusión de que los cuatro personajes eligen, se animan a elegir, cerca o lejos del modelo tradicional que les impone su lugar, su crianza, su religión, su género... pero eligen. Por eso me gustan.

Pau

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

¿Se publicó mi comentario? Soy medio torpe con esto. Por cualquier cosa mi blog es www.lunesporlamadrugada.blogpot.com

Pau