24 mar 2007

Blood Diamond (Diamante de Sangre)



Y sí, nos ha agarrado con Gerardo por el cine, luego de años durante los cuales no fuimos más que a ver las que se “tenía” que ver. Ahora estamos peinando carteleras.
Esta película, que sin necesidad de las estrellas holliwoodenses que actúan, igual habría sido impactante, contiene un mensaje oculto: ¿Cuánto vale tu felicidad? Y la respuesta es: la infelicidad, vidas, familias y hasta partes del cuerpo de otros.
Se trata de una nación muy pobre (Sierra Leona) que es rica en diamantes. Pero su obtención resulta sumamente conflictuada, ya que para ello se asesinan a miles de personas, se hacen prisioneros a otras tantas, mismas a las que se les hace trabajar como esclavos en las minas, y ello produce miles de refugiados, pobreza, familias disgregadas, niños secuestrados para ser entrenados como milicia, etc. Es decir, todo lo que sucede cuando un país pobre tiene algo y otro país rico lo quiere: es decir oro, petróleo, posición geográfica estratégica, etc.
Aunque la película tiene sus escenas “tipo Apocalypto” de carreras en la selva y masacres, lo interesante es la forma en que nos demuestra (sin mostrarlo) que ese “american dream” —vida de total fantasía, donde todo es limpio, donde jamás se ven perros callejeros, donde nunca hace calor ni frío (tienen los mejores aires acondicionados y sistemas de calefacción del mundo), donde todo es felicidad (malls, Disneyland, etc.), donde nadie es infeliz porque lo tapan con el consumismo (y otro tanto con drogas)—, es fruto del sufrimiento de muchas personas. Que para mantener ese status de lujo muchos otros tienen que estar sumidos en la más pura miseria. Entonces estas películas —donde aparecen personas sufriendo, pagando el costo de la felicidad de otros—, les llegan al alma a los gringos… y claro, les dan un Oscar.
La película nunca llega a manifestarse abiertamente en este sentido, y sólo hay una o dos frases que dan el mensaje. En una Di Caprio dice algo como que “cada vez que una niña de tu país (EEUU) se sienta feliz por haber recibido su anillo de compromiso, debería pensar que la mano de alguien más tuvo que ser cortada para que ella lo tuviera”.
El contraste que la película hace al final entre el mundo de pobreza de Sierra Leona con el Londres de inmensas vitrinas tras de las cuales se exhiben los mismos diamantes pero engastados en inmensos collares, Rolls Royce, jets privados, gente tomando café al aire libre y comiendo en lujosos restaurantes, etc. lo deja a uno dolido.
Di Caprio por su lado, se luce (nunca pensé que diría eso). No sé qué hicieron para quitarle la carita de “niño lindo” y darle un rostro más rudo, una mirada más madura y que su papel (de contrabandista inescrupuloso de diamantes) le quedara tan bien. El, al igual que Brad Pitt, están dando actuaciones increíbles, pese a haber sido vendidos como “galanes”. Dicen que todo buen actor comienza con papeles mediocres, pues debe ser el caso.
En algún lado había yo leído sobre estos niños militantes de África (infantería, tal como dicen en la película viene de “infante”), y de las mutilaciones de que son objeto… y es terrible. Básicamente son esclavos. Esclavos en su significado más conocido.
¿Cuánto vale tu felicidad? ¿Cuántas veces nos lo hemos preguntado? Si lo supiéramos, seguramente no estaríamos tan felices.

Pd.: si bien no todos usamos diamantes, todos hacemos uso del petróleo (de alguna u otra forma), de la carne de animales y sus productos, etc.

4 comentarios:

Denise Phé-Funchal dijo...

Ahhhh mano la moral... podremos ser morales aquellos que consumimos? que consumimos cualquier cosa? Si son productos más o menos exclusivos, pueden costar la esclavitud como en el caso de las alfombras persas hechas a mano; todo lo que adquirimos "maquilado" supone salarios mierda y condiciones de trabajo que se aproximan mucho a la esclavitud; si son cosas producidas en masa por máquinas, supone desempleo... pero compar artesanal, natural y hecho a mano no gusta porque en muchos casos es más caro... será que uno elige ser moral en unas cosas y no en otras? será que la moralidad, nuestra moralidad depende de los parámetros puestos por otros?

René dijo...

y la periodista???? hijole!

Aldebarán dijo...

Yo entiendo que lo que dice Denise es lo que yo llamo la "ética del consumidor". Para eso hay un libro que con seguridad conoces "El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales" Puedes hallar unas cuantas cosas interesantes en mi blog al respecto.

No he visto la peli y no se si ya pasó por carteleras, pero quedo invitado a verla.

saludos

Unknown dijo...

Hola Denise. Es una cosa complicada. Porque si no consumimos también hacemos daño. Creo que el tema, como vos decís, es más concientizarse sobre "qué estamos consumiendo". Cuál fue el precio que tuvo que pagar quién por ese producto. El problema es esa cadena donde se amarran países ricos y pobres. Sus ritmos son distintos, y los 1os arrastrana a los 2dos.

René: desde que sacaste tu anuncio del "color arena" andás desatado! Jajaja... la chava esa es la que sale de esposa del de A Beautiful Mind, te acordás? Pues la esposa (en la vida real y de apellido Lardé) es salvadoreña. Tengo una amiga que comió pupusas en San Salvador con este señor... y dice que es super tímido.

Hola Aldebarán, y es que ahí está la cosa: Tiene ética el consumidor? O el mercado funciona de tal forma que no exista una ética como tal? Ya leeremos lo que decís en tu blog al respecto.
Yo creo que la película están por estrenarla en ES. En Guate la estrenaron este fin de semana recién pasado.