A manera de ejemplo: Cuando se está en un país lejano, no hay nada que de más gusto que escuchar de pronto a alguien hablando español o una canción de Shakira (aunque sea en inglés). ¿Por qué será que ese orgullo que llevamos dentro nunca aparece cuando estamos cerca, en nuestro país?
Porque la “otredad” es eso: Definirnos a nosotros mismos frente a otro. Frente a ese otro que es distinto. Que tiene otro color de piel, que habla otro idioma, que piensa distinto, que baila distinto. Es entonces cuando valoramos lo que somos.
¿Y qué somos? Ah, es una pregunta muy difícil. Porque somos precisamente lo que creemos que ese otro no es.
Entonces hay que comenzar por definir las cualidades de ese tercero que nos sirve como espejo invertido. Por eso, quizás, tendemos a pensar que el otro es tonto, es inculto, es malo, o hasta inferior. Tiene que serlo, porque recuerden, uno es siempre lo contrario.
Megalómanos pues, somos todos. Megalomanía es ese sentir rico cuando decimos que el otro no es tan bueno como nosotros. Es sobresalir empujando a los demás hacia abajo, en lugar de intentar sacar la cabeza por sobre ellos. Es cuando le criticamos el novio a la amiga para sentir que no estamos tan mal por no tener ni perro que le ladre. Es hablar pestes del vecino, cuando lo que en realidad queremos decir es que nos sentimos mal con nosotros mismos. Es criticar por criticar… porque de eso depende nuestra autoestima. Muy de nuestro medio. Bueno… al menos ya tenemos una cualidad de lo que somos. ¿Qué más?
Porque la “otredad” es eso: Definirnos a nosotros mismos frente a otro. Frente a ese otro que es distinto. Que tiene otro color de piel, que habla otro idioma, que piensa distinto, que baila distinto. Es entonces cuando valoramos lo que somos.
¿Y qué somos? Ah, es una pregunta muy difícil. Porque somos precisamente lo que creemos que ese otro no es.
Entonces hay que comenzar por definir las cualidades de ese tercero que nos sirve como espejo invertido. Por eso, quizás, tendemos a pensar que el otro es tonto, es inculto, es malo, o hasta inferior. Tiene que serlo, porque recuerden, uno es siempre lo contrario.
Megalómanos pues, somos todos. Megalomanía es ese sentir rico cuando decimos que el otro no es tan bueno como nosotros. Es sobresalir empujando a los demás hacia abajo, en lugar de intentar sacar la cabeza por sobre ellos. Es cuando le criticamos el novio a la amiga para sentir que no estamos tan mal por no tener ni perro que le ladre. Es hablar pestes del vecino, cuando lo que en realidad queremos decir es que nos sentimos mal con nosotros mismos. Es criticar por criticar… porque de eso depende nuestra autoestima. Muy de nuestro medio. Bueno… al menos ya tenemos una cualidad de lo que somos. ¿Qué más?
2 comentarios:
La otredad... que tema tan difícil, es que nos cuestiona muchas cosas. Pero más bien deberíamos tener presente siempre para no equivocarnos...
Hola Ixquic. Fregado... pero bien dice la sabiduría popular que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno.
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