Hoy fue un día como pocos. De esos perfectos que uno sueña tener, pero que cree que no van a llegar nunca.
En principio se trataba tan sólo de ir a casa de Hilma por una tasa de café, pero como ella bien dice “lo improvisado de pronto resulta mejor”. Mientras el café estaba listo, comenzamos a arreglar el mundo bajo un árbol (y el Tsunami encima). Desde ahí se aprecia el lago de Amatitlán (no en todo su esplendor a decir verdad, porque un par de árboles de los que mi amiga se ha enamorado, tapan la vista. Yo le digo que los corte, pero no quiere. Su teoría es que el que desee un buen paisaje, debe esforzarse por conseguirlo y así lo disfrutará mejor. Puede ser).
Cuando ya las hormigas estaban por llevarnos cargadas en hombros, llegamos a la conclusión que las mamás nos envían mensajes encontrados: por una parte nos piden ser profesionales, valernos por nosotras mismas, porque “nunca se sabe” (y nadie sabe qué quiere decir eso, pero bien se lo imagina uno… ) y por el otro aconsejan la sumisión al marido, el recato, la discreción. Antes se les llamaba “mamás esquizofrenizantes”. Ahora el término se ha abolido. Pero de que existen, existen.
Luego comenzó el viento y el café ya estaba. Con el cafecito el último pedazo de cheese cake y galletas. Y con ello pasamos a otro tema: las películas viejas.
Cuando ya las hormigas estaban por llevarnos cargadas en hombros, llegamos a la conclusión que las mamás nos envían mensajes encontrados: por una parte nos piden ser profesionales, valernos por nosotras mismas, porque “nunca se sabe” (y nadie sabe qué quiere decir eso, pero bien se lo imagina uno… ) y por el otro aconsejan la sumisión al marido, el recato, la discreción. Antes se les llamaba “mamás esquizofrenizantes”. Ahora el término se ha abolido. Pero de que existen, existen.
Luego comenzó el viento y el café ya estaba. Con el cafecito el último pedazo de cheese cake y galletas. Y con ello pasamos a otro tema: las películas viejas.
Es que luego de leer El Beso de la Mujer Araña de Puig uno se queda clavado en eso. La forma en que Molina (el protagonista) las relata, termina siendo más linda que la película misma.
El tema nos llevó entonces a un “must” fílmico: las películas de propaganda Nazi de Leni Riefenstahl. Y de ahí, caer en Marlene Dietrich viene a ser inevitable.
Y pues la Hilma, que es una cajita de sorpresas, me sacó su colección de marchas de guerra alemanas. Se trata de canciones o melodías (porque no todas tienen letra) que eran usadas para motivar a los soldados alemanes cuando marchaban hacia la guerra. Lo interesante es que las letras hablan de todo, menos de la guerra. Cuentan sobre flores, sobre valles, sobre animales, etc. Era una forma de convencer a las tropas que valía la pena perder la vida por una “schönes Land”. Es indudable que Goebels, el ministro de propaganda Nazi sabía lo que hacía.
Y las marchas vinieron acompañadas de una serie de historias de la Segunda Guerra Mundial, un paseo por Berlín en ruinas y los campos de concentración rusos. (Sí, mi amiga es de novela).
Particularmente me impresionó la canción “Sag mir wo die Blumen sind” que Dietrich canta con una voz profunda y sentida. La letra habla de flores que desaparecen y que nadie sabe dónde van. Luego habla de muchachas desaparecidas. Luego de hombres desaparecidos. Luego de soldados. Luego de tumbas. Y finalmente, en un murmullo, vuelve a preguntar dónde se han ido las flores. Y pensar que era música de guerra, pues sí, se le paran los pelos a uno. Pero es cosa de oirla (se puede bajar de Etomi).
De las marchas, que estábamos oyendo en una consola… sí, de las de antes, cuando aún había discos de acetato, pasamos a 1970. Bajamos entonces a la biblioteca Johil, como se llama la colección de libros de mi amiga Hilma y su esposo José. Ahí hay bellezas. Desde literatura erótica hasta libros de veterinaria. O sea que en medio cabe de todo.
Y pues la Hilma, que es una cajita de sorpresas, me sacó su colección de marchas de guerra alemanas. Se trata de canciones o melodías (porque no todas tienen letra) que eran usadas para motivar a los soldados alemanes cuando marchaban hacia la guerra. Lo interesante es que las letras hablan de todo, menos de la guerra. Cuentan sobre flores, sobre valles, sobre animales, etc. Era una forma de convencer a las tropas que valía la pena perder la vida por una “schönes Land”. Es indudable que Goebels, el ministro de propaganda Nazi sabía lo que hacía.
Y las marchas vinieron acompañadas de una serie de historias de la Segunda Guerra Mundial, un paseo por Berlín en ruinas y los campos de concentración rusos. (Sí, mi amiga es de novela).
Particularmente me impresionó la canción “Sag mir wo die Blumen sind” que Dietrich canta con una voz profunda y sentida. La letra habla de flores que desaparecen y que nadie sabe dónde van. Luego habla de muchachas desaparecidas. Luego de hombres desaparecidos. Luego de soldados. Luego de tumbas. Y finalmente, en un murmullo, vuelve a preguntar dónde se han ido las flores. Y pensar que era música de guerra, pues sí, se le paran los pelos a uno. Pero es cosa de oirla (se puede bajar de Etomi).
De las marchas, que estábamos oyendo en una consola… sí, de las de antes, cuando aún había discos de acetato, pasamos a 1970. Bajamos entonces a la biblioteca Johil, como se llama la colección de libros de mi amiga Hilma y su esposo José. Ahí hay bellezas. Desde literatura erótica hasta libros de veterinaria. O sea que en medio cabe de todo.
Encontramos la autobiografía de Eva Perón, “La Razón de mi Vida” (de la que literalmente emana sangre) y donde uno encuentra frases para el recuerdo como esta: “el santuario de la maternidad y el fundamento de la sociedad, es la esfera apropiada en la que la mujer, al servicio de su país y de sus hijos, cumple diariamente con sus deberes patrióticos”. ¿O sea que qué? Esa era la Eva Perón que tanto se admira por su valentía y lucha por la igualdad de la mujer… bueno, también tuvimos un comentario largo y apasionado sobre eso, mientras afuera llovía a mares y Hilma me ahogaba con el humo del cigarro en turno.
Encontramos “joyitas literarias”, de esas que se extinguieron para nunca más ser vistas (por suerte). En uno de esos libros se dan pertinentes consejos a las jóvenes en “edad de merecer” y se les recomienda, entre otras cosas: no casarse por despecho, nunca preguntarle al marido donde va ni de donde viene, evitar las discusiones ante los hijos, comprender que el marido necesita de libertad para divertirse, etc. Aquí sí nos reímos mucho, valga decirlo, aunque se sobreentiende. Y ahora mismo tengo una gran sonrisa.
Y como es costumbre, terminamos ya entrada la noche, tomando Coca-Cola, con un atardecer fantástico sobre el lago, hablando de lo humano y lo divino: De monjas tuberculosas, precios de los boletos de avión en 1960 y algo, de volcanes, de infecciones de riñones, de alarmas de carro y de cigarros sin filtro. Fue un día que simplemente no merece otro adjetivo que “fantástico”. ¡Gracias Hilma!
Encontramos “joyitas literarias”, de esas que se extinguieron para nunca más ser vistas (por suerte). En uno de esos libros se dan pertinentes consejos a las jóvenes en “edad de merecer” y se les recomienda, entre otras cosas: no casarse por despecho, nunca preguntarle al marido donde va ni de donde viene, evitar las discusiones ante los hijos, comprender que el marido necesita de libertad para divertirse, etc. Aquí sí nos reímos mucho, valga decirlo, aunque se sobreentiende. Y ahora mismo tengo una gran sonrisa.
Y como es costumbre, terminamos ya entrada la noche, tomando Coca-Cola, con un atardecer fantástico sobre el lago, hablando de lo humano y lo divino: De monjas tuberculosas, precios de los boletos de avión en 1960 y algo, de volcanes, de infecciones de riñones, de alarmas de carro y de cigarros sin filtro. Fue un día que simplemente no merece otro adjetivo que “fantástico”. ¡Gracias Hilma!
4 comentarios:
Bueno, como dice Vanessa, el día fue perfecto... y terminó perfecto. Ya de regreso en su casa, Vanessa consiguió bajar de internet algunas de las canciones más bellas de la Dietrich... y me las envió, vía chat, como a las 11 de la noche. Oirlas me hizo pensar en que esta mujer (alemana de nacimiento y francesa de elección) fue precursora de las canciones de protesta. Y de la Dietrich me pasé a Eva Perón y la experiencia que tuvimos con su libro "La razón de mi vida". En las últimas páginas del libro había una mancha que realmente parecía sangre, y ésta terminaba en un recorte pegado al final del libro donde se anunciaba la venta del sudario de Evita. Fue inevitable pensar en lo que hubiera sido de la Argentina si el cáncer no acaba con la vida de esta mujer, sumamente cuestionada, pero con una innegable influencia en el gobierno peronista. De hecho, a ella se le debe el voto femenino y la legalización de los niños nacidos fuera de matrimonio. En fin, quedó mucho por platicar (siempre sucede) y esperamos que se repita otro día, no igual pero parecido: sol por la mañana, lluvia por la tarde, y pensamientos de mujeres que han marcado un cambio en la historia por la noche. Un último pensamiento, y reto también. Personalmente creo que Vanessa tiene la fibra para marcar diferencias, para lograr cambios. O no, Vanessa? Lo mejor de todo, cómo nos reímos...
Y bueno, hoy continúamos las plática con unas pupusas. Hoy le tocó el turno a la historia de Guatemala. La fecha se prestaba para recordar a Arévalo y a Arbenz.
La filmografia alemana siempre ha sido convicente y congruente al lenguaje,desde Murnau y la genial y aun muy poco reconocida Reifensthal,lo digo por su capaciad aun los no muy versados dentro del contexto y lo cual no impide el valorar una obra de gran calidad siendo que estemos exentos de agregados para la produccion filmica como sea lenguaje que en el cine es casi un complemento.magistral la obra sin que nos tilden de nazis
Hola Bonampak. Fijate que ahí reside justamente el encanto que yo encuentro en las películas Nazis. Debido a la ideología fueron censuradas. Ya ves que los vencedores escriben la historia, borrando todo rastro de lo bueno y lo malo de los vencidos. No todo lo nazi es malo. No todo lo que se produjo tendió al genocidio. Hubo mucho arte, mucha cultura. Una pena que todo eso sea tan difícil de conseguir hoy en día. Saludos, Vanessa.
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